sábado, 21 de enero de 2012

Kynodontas.


Hay historias que me obsesionan hasta la locura. Las escucho, me aterran, las investigo hasta que amanece y luego, después de dormir unas pocas horas, despierto y siento que si no lo he averiguado todo, mi día no tendrá mucho sentido.
Hace unos días vi la película Kynodontas (Canino es español o Dogtooth para los paladares gringos) y literalmente enloquecí. Un padre decide encerrar o mas bien, negar la completa posibilidad de conocer el mundo a sus tres hijos. Se infiere que nacen y desde la más tierna infancia se les enseña que salir de casa es enfrentarse directamente a la muerte, por lo que deben permanecer eternamente encerrados en casa. Para no provocar el deseo de salir, el padre los cría en la más completa ignorancia y los hace vivir sin conocer la existencia de las películas, televisión, libros ni música, además realiza una completa deformación del diccionario y palabras como "Zombie" adquieren el significado de "Flor amarilla", por mencionar alguna. Destaco y con completa admiración, la escena en que la familia escucha una canción de Frank Sinatra y el padre les dice que es su abuelo cantando y traduce, falsamente, cada estrofa, diciéndoles que en sus versos el abuelo les dice frases como: "No debemos salir jamás de casa" o "Debemos quedarnos siempre junto a nuestros hermanos"). El mayor de los hijos bordea los treinta años y semanalmente llega a casa una mujer, requerida exclusivamente para tener sexo con el. La mujer, de la cual no sabemos más que es una empleada en el trabajo del padre, tiene la completa prohibición de mencionar algo del mundo externo, pero un día en su bolso lleva tres películas y son robadas por una de las hijas, lo que comienza a distorsionar la realidad paralela que el padre había creado para ellos. Hasta el momento la historia suena bien como un relato de ficción, pero cuesta creer que en México de los 60s, un padre tomó una decisión muy parecida y tuvo a sus hijos encerrados, trabajando fabricando veneno para ratones hasta aproximadamente los 18 años (del hijo mayor). Ya en 1973 la historia se convirtió en película (El castillo de la pureza - Arturo Ripstein) y hasta hoy es muy aclamada. No se sabe con certeza si Kynodontas es un remake o está altamente inspirada en aquello hechos, pero ambas historias son sumamente escalofriantes. Hasta no hace mucho tiempo tenía el sueño de tener una hija y que al nacer fuera enviada directamente a un convento para resolver una de mis grandes dudas: el llamado divino nace o se hace (un experimento sociológico para ver porque las vocaciones religiosas disminuyen día a día). Claramente después de ver Kynodontas desistí de la idea.

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