Lo más triste de todo es que ya no puedo ver fotos de ella. Trato, yo le juro que trato, pero veo sus fotos en mi pieza y siento que mi alma se estrella. Lo mas probable es que Carolina repudie mi actitud y sienta que soy una tonta por quererla tanto aún, pero no me atrevo a mirar sus fotos, porque padezco de miedo y aunque su muerte es una de mis tristezas más grandes, mirarla en el papel ya no puedo.
Le doy mi palabra de que no la he olvidado, yo le juro a usted que tengo claro el recuerdo de la voz de ella, pero se que usted no me cree, porque la nostalgia es más bella, dicen que se representa con recuerdos y yo de recuerdos ni hablar, porque le pedí a mi madre que guardara todas las cosas y que me inventara que Carolina no se murió nunca, ni que menos, se murió en Navidad.
En su tumba siempre hay flores, pero yo ya no la puedo visitar, a su madre se le ocurrió poner una foto encima ¿y qué hago yo siempre? de puro miedo me pongo a llorar.
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