Cuando hace casi 15 años vi "The sound of the music", me llamó particularmente la atención como María lograba calmar a un grupo de niños, y así misma, solo con enumerar sus cosas favoritas de la vida. Había una tormenta horrible y ella les decía que pensaran en conejos, montañas de fideos y bigotes de gatos, y la alegría era tan contagiosa que todo terminaba convirtiendose en canción.
Años después me tocó ver "Dancer in the dark", y al ver a una pobre Bjork, a minutos de ser ahorcada por un crimen que no cometió, cantando My favorite things, y supongo que recordando como enumerar tus cosas favoritas podía volver el momento mas horrible en algo mágico, sentí que si ella era capaz de hacerlo, yo también podría. Y hoy, mientras venía en el metro, lo recordé.
Al principio me costó, porque el último tiempo ha sido complicado, pero después, sin darme cuenta, ya llevaba casi media hora enumerando cosas y me reía sin parar.
No pensé en conejos ni en montañas de fideos, pero me di cuenta que mi vida estaba, y había estado, llena de cosas bellas, y que aunque algunas de esas cosas ahora fueran irrealizables, el hecho de que en algún momento hubieran formado parte de mi, me hacía sentir que toda mi existencia estaba llena de valor y que debería comenzar a vivir sin llorar tanto, o por lo menos, llorar, pero de emoción por la belleza que podíamos encontrar si es que mirábamos un poco mas allá de lo que nos está ocurriendo en este momento.
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