Reality Bites.

Existen personas que nacen con suerte. Pueden ser muy simples, pero por una desconocida razón todo les sale bien. En el colegio triunfan, en la universidad también, son populares, todos los proyectos les funcionan, sus deseos se cumplen, etcétera, etcétera. Si los conociste a los 15 años probablemente eran presidentes del centro de curso, estaban rodeados de amigos, ganaban concursos de cualquiera fuera el pasatiempo que tuvieran, e independiente que fueran buenas o malas personas, el mundo los amaba y respetaba igual. En la universidad lo mismo. En la adultez también.

Reality Bites habla justamente de lo contrario.
Un grupo de amigos, aún idealistas, con gustos increíbles, y recién egresados de las carreras que por vocación estudiaron, se enfrentan a lo que llamamos "el mundo de los sin suerte". Viven en un feo departamento, trabajan haciendo lo que menos les gusta, miran el mundo con la visión de ser talentoso, pero lamentablemente no tener la suerte de que todo les funcione, y además se enfrentan al amor, la búsqueda de la sexualidad, los celos, la rabia, la desaprobación de los padres, la crisis económica y el miedo. Pero no todo es negativo, cuando están de buenas ellos la pasan bastante bien. Además la película está acompañada por increíbles actuaciones, un soundtrack inolvidable, diálogos históricos, escenas muy graciosas, y una excesiva cantidad de realidad que te hace sentir identificado, y con ello, menos desafortunado.
Uno de esos clásicos noventeros que no se pueden dejar pasar.

Por si se entusiasman: