miércoles, 14 de marzo de 2012

Se arrienda.



Todos tenemos claro que Alberto Fuguet es desagradable. Tiene muchos libros débiles y solamente uno maravilloso (Las películas de mi vida), pero dejémoslo en que lo lidera la literatura mala. Pero con su película "Se arrienda" me pasó algo muy distinto. Me llegó tremendamente adentro y me dejó muy triste. Por un lado eso es bueno, ya que si un director logra cambiar tu día entero, se merece mil aplausos, pero lo que hoy quiero destacar es la capacidad que tuvo de formar un personaje que podía lograr hacernos sentir tan identificados a muchos que estamos en este rubro. Me acordé de aquellos años de juventud idealistas y de como finalmente el ser adulto cambia tanto a las personas. Y si no cambias, o vives en el constante intento de no hacerlo, te puedes llegar a sentir (o quedar) muy solo.
Yo no sabía lo difícil que resultaría dejar de ser joven. Porque digamoslo, tener 25 años no es ser joven, es estar despidiéndose de eso.

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