La historia habla de un hombre que escapa de la cárcel en pleno terremoto. Si, el terremoto que arrasó con un circo y dejó a un tigre suelto. El hombre vuelve a su casa y ya no queda nada. O queda su madre, pero está muerta, algo muy similar a la nada. El hombre entierra a su madre y comienza un silencioso camino entre bosques y escombros. No sabemos que hizo, ni porque estuvo en la cárcel ni tampoco si es bueno o es malo, pero se convierte en un hombre que camina, que encuentra choclos y un fanático religioso, y que siempre está recordando a alguien, pero que no quiere asumir que se lo llevó el mar.
La amistad espiritual se define como la obsesiva y adictiva necesidad de contacto con un ser, pero sublimando lo físico. Podríamos recordar aquellos relatos hindúes. O quizás no recordarlos y jugar a revivirlos un poco.
Y yo pienso en nuestra amistad espiritual (la que nadie entiende) y tu llegas.
El tiempo pasa y nadie se está volviendo viejo.
Desde el cielo mi tío Sergio me dice: La vida es un remolino.
¡Claro que lo es tío querido!
El está en la boletería del cine. Y yo que una vez pensé que no existía.
Cuatro estrellas para la película. Y el cielo entero por tus versos.
Gracias.
Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario